Cuando el tiempo tiempo, no era tiempo - Cuando las mareas subían y bajaban sobre las costas extendidas - una hermosa mujer de rizos de soles, de ojos de ausencia - de boca de mundos con tez de tormentas y manos de aire - adivinando tierras desconocidas en las suyas, ocultas tras las olas, que llegaban a fallecer en sus playas, quiso animosa marchar en busca de ellas... y partió. Se alejó nadando sueños bajo las estrellas.
Nadie en el lugar se opuso a que saliera. Muchos eran los que sabían y predecían que detrás de la infinita línea que separaba las aguas de los cielos - existía una raza casi blanca - viviendo regiones cálidas y que allí un Dios piadoso aguardaba . Y cuenta la leyenda de la Nube Nube - que aquella hermosa mujer, pereció en los mares, y que, aletargada quedó por siglos dentro del profundo Océano - Mundo verde, de celajes azules y espumas blancas.
Ha de llegar un día - un Angel de Plata trayendo entre sus manos la red de los cabellos de nácar de la diosa Amor - exclamó el anciano de las tardes tardes - y entonces la hermosa mujer que fuera dueña de los cabellos de soles - de los ojos de malvas - de la boca de mundos, y de las manos de aire - será enredada y aprisionada en la trama de los nudos de encajes - y será así arrancada del reino verde - de los celajes azules y de las espumas blancas - regresando en triunfo, a la dorada playa - al amor perenne - en el infinito amor.